Con el desarrollo de la Tecnología de condensación y su aplicación a las calderas de alto rendimiento se consigue reducir drásticamente el consumo de combustible, tanto en casas y pisos unifamiliares, como en edificios públicos y oficinas.
Se trata de tecnología muy eficiente con la que se consigue incrementar el ahorro energético y por lo tanto económico en las facturas de calefacción y Agua Sanitaria.
Aunque una caldera de condensación es más cara a la compra que una caldera convencional, esta inversión inicial se recupera muy rápidamente después de 3-5 años de uso.
¿Cómo funciona la tecnología de condensación?
Durante la combustión a altas temperaturas se generan gases, el humo de la caldera.
En estos humos existe una proporción de vapor de agua que contiene una energía.
Esta energía, que en una caldera clásica se pierde por la chimenea, es recuperada, convirtiendo este vapor en agua y transformándolo en una energía adicional.
Durante la combustión, los componentes de los carburantes, fundamentalmente carbono (C) e hidrogeno (H), reaccionan con el oxigeno (O2) del aire, formando dióxido de carbono (CO2), vapor de agua (H2O) y calor.
El calor latente (también denominado calor de condensación) contenido en los humos, es liberado en la condensación del vapor de agua generado durante la combustión y transferido al agua de la caldera.
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